EMMANUELLE NEGRA

La semana pasada me tocó en un sorteo radiofónico un viaje de fin de semana a la costa malagueña. El templo que nos hospedó era un hotel spa de 4 stars con todos lo extras imaginables: merienda con champán, bañera redonda en la habitación, acceso desde la terraza a una piscina semi-privada, señoras del inserso haciendo aeróbicos mañaneros cual butifarras de licra, en fin...el paraíso kitsch en la tierra.

Al llegar el apuesto organizador nos enseñó la habitación y nos dió las explicaciones pertinentes mientras el culo se nos quedaba que nos cabía una sandía. "Estais en una de las suits temáticas",  anunció, y no había terminado la frase cuando ya estaba yo bajando cual rayo a recepción a preguntar lo que sentenció mi imagen de cara al conjunto de los recepcionistas del hotel: 

-"Hola me hospedo en la 236 y me gustaría saber cuál es el tema de mi habitación". 

Creo que la carcajada fue de esas internas y probablemente se les escapó algún gas nobles (helio, neón, argón, xenón, kripton y radón), pero el más adelantado tragó saliva y me contestó:

-"¿Cómo?, ¿Temática?, ¿236?...No, lo que tenemos son habitaciones lúdicas". 

Entonces me di la vuelta y decidí mientras subía las escaleras de mármol brillante que eso no podía quedar así; mi habitación bien merecía un nombre.

Estaba claro que sería "Emmanuelle negra". La pista definitiva me la dió el sillón de mimbre sacado tal cual del film erótico-provençal, pero sin duda la pared enteramente forrada de leopardo y la de enfrente en un espejo infinito reafirmaron el estilo "emmanuelino" y su ascendente africano.